Decidir ir a vivir a otro país lleva a transitar dos situaciones estresantes: comunicarlo a los afectos más cercanos y empezar a desarmar la casa para la mudanza. Tips para mantenerse alineados y sostener el entusiasmo y la felicidad durante el proceso.
La motivación de irse a vivir a otro país para mejorar la calidad de vida también propone transitar dos situaciones estresantes: comunicar la noticia y desarmar la casa. Los 4 pasos más importantes previos a viajar y una guía para alinearse en el proceso de partir.
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El primer paso es la decisión, que puede obedecer al deseo de hacerlo o puede ser forzada por condiciones extremas de índole político, social o económico. Nos vamos a referir al primer caso, cuando la decisión nace de querer producir un cambio radical para generar mejor calidad de vida en un nuevo lugar. En esta etapa aparece el primer esbozo del proyecto, es cuando simplemente surgen las ganas de hacerlo, sin más razones, solo la fantasía de concretarlo.
La semilla que nace desde el corazón para implantarse en el cuerpo entero. Regar entre algodones el poroto germinado requiere empezar a cuidar y fortalecer ese sueño para que se convierta en realidad. Avanzar sobre el deseo es el motor de esta etapa, mantenerlo encendido es el primer desafío.
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Luego es momento de generar condiciones de posibilidad para dar el gran paso. Es importante planificar estratégicamente la movida hacia otro lugar. Esta mudanza plantea el doble desafío de, por un lado, viajar a un destino desconocido, y por otra parte conocer una nueva versión personal a desarrollar en esta próxima etapa.
Estar dispuestos a dejar de ser los mismos que fuimos en el país de origen es un reto que nos interpela si es que queremos dar ese plus necesario para triunfar en la nueva aventura de vida. Es como una carrera de largo aliento donde cada etapa exigirá superar diferentes obstáculos. Armar un nuevo modelo de vida implicará desarmar el anterior y, así como en tecnología resulta superador pasar de una versión 2.0 a la 2.5, esta experiencia va a requerir prepararse de la mejor manera y disposición para reversionarse, soltar la anterior forma de estar y vivir para ser una versión propia mejorada que en un nuevo contexto externo producirá el mágico efecto de convertirte en una persona más feliz.
Así como las empresas hacen un análisis FODA para la toma de decisiones estratégicas, este ejercicio ayuda a afirmarse ante esta importante decisión. El tipo de ciudadanía que se tenga, los ahorros como respaldo para los primeros tiempos, la experiencia o formación en determinadas áreas, la fortaleza emocional, conocer el destino elegido y tener gente conocida en el nuevo país determinarán las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas (FODA) con las que se contará. Afirmarse en los aspectos positivos y contrarrestar los negativos serán las tareas en esta etapa. Incluir en la agenda la idea fuerza de este proyecto (aún a pesar de las obligaciones diarias) permitirá que el mismo vaya conformándose de forma consistente. ¡Manos a la obra!
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Comunicar la decisión de emigrar produce en el entorno distintas de reacciones, producto del impacto emocional que genera en los afectos. En el caso de familias con niños se sugiere contarles a los más chicos cuando la decisión ya esté tomada, no mientras se lo estén pensando. Ellos son quienes más fácil podrán adaptarse a los cambios si sus padres les transmiten tranquilidad, entusiasmo y confianza.
La noticia producirá alegría en amigos y familia, pero es posible que en algunos casos despierte recelos, temores y enojos, ya que algunas personas no querrán que el ser querido se vaya. Para gestionar adecuadamente este paso es importante tener firme y clara la decisión para evitar influencias que hagan dudar.
Repasar cuáles son los motivos más convincentes para realizar la travesía antes de contarle a los demás es un buen ejercicio para la embestida de cuestionamientos que puede surgir, preguntas y comentarios tales como: “¿Estás seguro?”. “¿lo pensaste bien?”, “mirá que es difícil…”. “no entiendo por qué te vas” o “¿y si te va mal?”. Poder responderse estas preguntas antes de que las mismas lleguen desde afuera es una práctica recomendable para evitar que la decisión se debilite.
Viajar al extranjero invita a la introspección y a encontrar allí el envión anímico necesario para triunfar en el nuevo país. Para que no sea traumática la experiencia es importante que el proceso de gestación de la idea se transite de la manera más cuidada posible atendiendo con amor y atención todos los detalles que requiere la situación. Ir a vivir a otro país implica salir a un nuevo escenario repleto de estímulos novedosos y exigentes. Es un salto al vacío. La motivación es acompañada también de ansiedades y temores. Y cuando se acerca el momento de salir a la cancha puede llegar a aparecer el famoso pánico escénico. Hasta Messi vomitaba por los nervios antes del pitazo inicial.
¡Ánimo! Quien está preparado puede jugar bien su partido y evitar estresarse, dudar y tener miedo (cosas que generalmente suceden): el antídoto siempre es anteponer la confianza en la decisión tomada.
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Desarmar la casa es el paso previo a viajar. Uno de los momentos más difíciles de gestionar es desprenderse de muchas cosas (ropa, libros, bici, muebles) que representan el recuerdo vivo de toda una vida, ya que no todo se puede llevar y habrá que definir qué se deja, qué se vende y qué se regala.
Un viejo cuento dice que el discípulo le pregunta a su maestro: “Maestro, ¿usted cree en la suerte?”, a lo que él le responde: “Sí, la creo”. En las manos de quien decide emigrar está la creación de su suerte. ¡Éxitos en la aventura de viajar al extranjero!
Viajar solo con lo imprescindible y soltar lo accesorio permitirá llegar al nuevo lugar livianos de equipaje y sin llevar a cuestas una pesada carga emocional. También es la posibilidad de descubrir cuántas cosas que no necesitábamos fuimos acumulando. La vivienda es la que se abandona, pero la “casa” más propia es el cuerpo emocional y físico, que es donde se lleva puesto el bagaje de afectos, vivencias, recuerdos y valores; el capital más potente y valioso que los acompañará en el viaje, un “pasaporte emocional”.
Partir también es parir. Dar a luz una nueva vida fuera de casa. Para abrazar lo nuevo hay que soltar lo viejo. Al soltar quedan las manos libres para tomar cosas nuevas, tanto a nivel material como emocional. Viajar liviano ayuda a fluir para volar más alto.
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