La Agencia Espacial Europea (ESA) reveló un documento donde explicó lo que está sucediendo en el espacio.
Por Canal26
Martes 22 de Agosto de 2023 - 11:13
Un documento de la Agencia Espacial Europea (ESA) informó que ya hay más 10 mil toneladas de chatarra espacial sobrevolando a más de 500 kilómetros sobre la Tierra, por lo que expertos argentinos proponen "aprobar una legislación internacional" para regular la actividad y mejorar la sustentabilidad de la industria espacial.
En el documento que se difundió el 11 de agosto, la ESA detalla que, desde que comenzó la carrera espacial -en 1957, cuando se lanzó el satélite ruso Sputnik-, ya se pusieron en órbita 15.760 satélites. La mitad sigue funcionando y la otra parte, inactiva, se habría convertido en chatarra.
La mayoría de estos residuos sigue orbitando, con riesgo de impactar contra otros objetos que funcionan (de hecho ya se registraron 640 explosiones y colisiones en las últimas seis décadas) o, en algunos casos, caer en la Tierra, en medio del océano o en una zona con población.
El fenómeno se convirtió en un gran tema de debate. Las principales agencias del mundo, como la NASA, de Estados Unidos, y la ESA, de Europa, junto con organizaciones no gubernamentales como la ONU y empresas privadas, impulsan acciones que van desde la implementación de leyes internacionales para regular la actividad, hasta el desarrollo de misiones sustentables.
La Argentina acompaña estas iniciativas desde la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), que representa al país ante la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (COPUOS), de las Naciones Unidas (ONU).
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La primera colisión en el espacio fue registrada en 1996, entre el satélite francés Cerise y un desecho del cohete Ariane-1 H-10, de la ESA.
Sin embargo, la situación tuvo un crecimiento exponencial a partir de 2007, cuando China disparó un misil desde la Tierra para romper en pedazos un satélite propio, a unos 860 kilómetros de altura, con el propósito de demostrar su poder.
Dos años después sucedió el primer choque accidental entre dos satélites, uno de comunicación estadounidense, de una empresa privada, el Iridium-33, y otro militar ruso, Cosmos 2251, fuera de servicio.
El accidente creó una enorme cantidad de basura que todavía sigue orbitando y amenazando a otras misiones. A las altas velocidades a las que giran (27.000 kilómetros por hora), incluso los fragmentos más pequeños, tienen un alto poder destructivo.
El problema más grande está en las órbitas bajas, a una distancia de entre 500 y 1000 kilómetros de la Tierra, donde se concentra la mayor parte de los satélites operativos y los desechos. Allí también se ubican las misiones argentinas.
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Desde 1994, cuando se aprobó el primer Plan Nacional Espacial de la Argentina, la Conae desarrolló seis satélites de Observación de la Tierra. También desde el ámbito estatal, la empresa ARSAT fabricó dos de telecomunicaciones. Actualmente, cuatro de estos aparatos (la serie SAC de la Conae) finalizaron su vida útil y siguen en el espacio.
Laura Moreschi es argentina y desde hace dos años se desempeña como ingeniera de Orbitas y Misiones de la Dirección de Observación de la Tierra de la ESA. La experta forma parte de un equipo de cinco ingenieras que asisten las misiones de la serie de satélites Copérnico, que genera información sobre el clima. Una de sus tareas es estimar el combustible que va a utilizar cada satélite durante los 12 años previstos para su vida útil.
Moreschi se refirió a la necesidad de comenzar a poner en marcha acciones que mejoren la sustentabilidad de la industria espacial y regulen la actividad.
"Es urgente aprobar una legislación internacional. Hoy no existe una norma de carácter obligatorio que indique qué cantidad de satélites se puede poner en el espacio y qué hay que hacer con los objetos que ya están dando vueltas. Incluso cuando reingresan los satélites, y se intenta que caigan en el océano para evitar el riesgo sobre zonas pobladas, estamos generando un cementerio en el mar, sin saber las consecuencias. Obviamente, no es una solución de largo plazo", explicó.
Con la mirada puesta en el futuro, la ingeniera sostuvo que se están proponiendo diferentes iniciativas innovadoras. La primera de ellas apunta a modificar la estructura de los satélites, para que se puedan arreglar en el espacio, cambiando piezas rotas para extender su vida y evitar que se vuelvan chatarra.
Otros proyectos se vinculan con el diseño de misiones que viajen hasta el espacio para recolectar los desechos, reingresarlos a la Tierra y reciclarlos, mientras que otra de las iniciativas consiste en equipar a los satélites con ganchos, que permitan remolcarlos y reingresarlos a la superficie terrestre.
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