Es fundamental conocer las mejores prácticas de limpieza para cada tipo de alimento y asegurarse de que se manipulen adecuadamente para evitar problemas de salud.
Por Canal26
Martes 8 de Abril de 2025 - 17:20
Verduras; alimentos. Foto: Unsplash
Solemos pensar que lavar los alimentos es suficiente para eliminar cualquier bacteria o suciedad, lo cual es erróneo. Aunque el lavado es una práctica esencial para mantener la higiene en la cocina, no todos los productos se benefician de este proceso.
En algunos casos, esta acción puede afectar tanto la textura como el sabor de ciertos alimentos. De hecho, el agua puede, en algunas situaciones, extender las bacterias en lugar de eliminarlas.
No todos los alimentos se deben lavar antes de comer. Foto: Unsplash
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En estos casos, la cocción adecuada se presenta como el método más seguro para eliminar cualquier microorganismo dañino, eliminando la necesidad de enjuagar los alimentos previamente.
Al aplicar calor a través de la cocción, se asegura que cualquier bacteria o contaminante presente en la superficie de los alimentos sea destruido, lo que brinda una mayor tranquilidad a la hora de consumirlos. Este proceso no solo garantiza la seguridad alimentaria, sino que también puede realzar el sabor y la textura de los alimentos, permitiendo disfrutar de platos más sabrosos.
Las frutas y verduras requieren de un lavado previo, mientras que otros solo necesitan de la cocción. Foto: Unsplash
A continuación, los cuatro alimentos que no se deben lavar antes de cocinar:
Cuando el agua entra en contacto con la carne, puede provocar que bacterias como la salmonella se esparzan fácilmente por las superficies cercanas, aumentando así el riesgo de contaminación cruzada.
En lugar de enjuagar el pollo, la clave está en cocinarlo adecuadamente para eliminar cualquier bacteria dañina. Esto garantiza que se destruyan todos los microorganismos peligrosos, asegurando así que el alimento sea seguro para el consumo.
Las bacterias se pueden esparcir fácilmente cuando el agua entra en contacto con la carne. Foto Pixabay.
La cáscara de un huevo actúa como una barrera que ayuda a mantener su frescura y a prevenir la entrada de contaminantes. Cuando se lavan, se eliminan sustancias protectoras que pueden dejar expuestos los poros de la cáscara, aumentando el riesgo de contaminación por bacterias, como la salmonella.
Si los huevos se lavan aumenta el riesgo de contaminación por bacterias. Foto: Unsplash
Lavar la carne roja cruda incrementa el riesgo de propagar bacterias en la cocina. Cuando se enjuaga la carne, las gotas de agua pueden dispersar microorganismos dañinos, como la E. coli, a otras superficies y utensilios, lo que contribuye a la contaminación cruzada. Este hábito común puede poner en riesgo la seguridad alimentaria y, por ende, la salud de quienes consumen los alimentos.
Las gotas de agua pueden dispersar microorganismos dañinos como la E. coli. Foto: Unsplash
Aunque a primera vista pueda parecer necesario enjuagar los champiñones para eliminar la tierra, este procedimiento puede ser contraproducente. Los champiñones tienen la capacidad de absorber agua, lo que puede llevar a que pierdan su textura firme y sabrosa. Lo ideal es utilizar un paño húmedo o una toalla de papel para quitar cualquier residuo sin comprometer la consistencia del hongo.
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