Además, fue ministro de Guerra y jefe de la policía. Por rechazar "privilegios" de tener un cargo público terminó sus días olvidado y ayudado por amigos.
El actual despacho del vicepresidente. Foto: Senado
En épocas donde faltan los gestos políticos, hay uno en la historia argentina que merece ser destacado. Elpidio González, quien fue alguna vicepresidente, terminó renunciando a "privilegios" como cobrar un sueldo en pleno ejercicio de su cargo público y posteriormente rechazar una jubilación. Decisión que el paso del tiempo nunca valoró y que lo obligaría a rebuscársela en su última etapa de vida.
Este rosarino nacido el 1 de agosto de 1875 terminó sus días convertido en un vendedor ambulante, visitando comercios de Avenida de Mayo ofreciendo anilinas y prácticamente siendo irreconocible con su larga barba blanca que lejos hacían quedar aquellos años donde supo ser el segundo de Marcelo T. de Alvear.
Fue ministro de Guerra de Yrigoyen.
Elpidio se recibió de abogado en la Universidad de La Plata en 1907, había ingresado a la Unión Cívica Radical años antes y hasta participó en la fallida Revolución de 1905, terminando detenido. Pese a no lograr el objetivo, se transformó un referente del partido en Córdoba donde se trasladó años antes por estudios.
Para 1912 fue elegido diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires y años después, en 1916, por la provincia de Córdoba. Cuando Hipólito Yirigoyen fue elegido presidente, lo eligió como ministro de Guerra. Una decisión extraña para la época ya que ese lugar era pensado para militares.
Entre 1918 y 1921 se desempeñó como jefe de Policía de la Ciudad, teniendo que ocupar el cargo durante la Semana Trágica de enero de 1919. Los anarquistas y socialistas nunca pudieron perdonarle su accionar violento.
Elpidio González
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Fue el compañero de fórmula presidencial de Alvear, quien no lo veía con buenos ojos por su amistad con Don Hipólito y asumió como su vice entre 1922 y 1928. Decidió renunciar a su sueldo porque consideraba que recibir dinero por esa responsabilidad "no estaba bien". Durante el segundo mandato de Yrigoyen estuvo en el ministerio del Interior hasta el golpe del 6 de septiembre de 1930.
Con el derrocamiento de El Peludo, fue detenido junto con él en la isla Martín García y luego pasó dos años en la Penitenciaría Nacional.
El exvicepresidente casi irreconocible con su barba.
Fallecida su madre se fue a vivir a una pensión de Avenida de Mayo, no tenía otro lugar a donde ir luego de que le ejecutaran la hipoteca de su casa. Según el taquígrafo del Congreso Nacional, en 1916 tenía un patrimonio de 350.000 pesos y para 1930, una deuda de 65.000 pesos.
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Prácticamente en la ruina económica, aceptó el trabajo que le ofreció su amigo Germán Ortkras en su empresa: Anilinas Colibrí. Incluso le propuso pagarle su jubilación de vicepresidente, algo que se negó.
Fue allí que comenzaron sus visitas a los comercios de Avenida de Mayo, pese a su su barba blanca algunos lo reconocían impactados por su actual presente. Incluso cuando tomaba el tranvía no querían cobrarle el boleto.
La revista Hola publicando una nota sobre la realidad del exvicepresidente.
Agustín P. Justo, enterado de su situación, envió a su secretario para darle dinero a lo que Elpidio le contestó: "Felizmente lo alcancé al señor que me lo había dejado y se lo devolví. No lo quería recibir de vuelta, y tuve que ponerme muy serio y decirle que no iba a permitir que me ofendiera así el Presidente ni nadie, por más buena voluntad que hubiera de por medio".
Si situación inspiró a que el diputado Adrián Escobar impulsara el proyecto, que fue ley en 1938, para contemplar una jubilación vitalicia para presidentes de 3000 pesos y vices de 2000 de manera mensual.
La carta que le envió al presidente Ortiz a Elpidio González para rechazar el dinero que le envió.
Rechazó esta jubilación, escribiéndole al entonces presidente Ortiz: "Habiendo sido promulgada la Ley que concede una asignación vitalicia a los ex Presidentes y Vicepresidentes de la Nación, cúmpleme dejar constancia al señor Presidente, en su carácter de 'jefe Supremo de la Nación, que tiene a su cargo la Administración General del País', de mi decisión irrevocable de no acogerme a los beneficios de dicha Ley".
Murió el 18 de octubre de 1951 luego de ser operado unos días antes en el Hospital Italiano. Fue velado en el comité de la UCR y sus restos descansan en el Panteón de los caídos de la Revolución del '90 en la Recoleta.
Por Yasmin Ali
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