Esta investigación es la primera de que logra confirmar cómo era la logística de traslado de los cadáveres militares.
Por Canal26
Jueves 16 de Mayo de 2024 - 21:00
Un estudio realizado por arqueólogos de España y El Cairo determinó con la ayuda de una vieja arma de guerra dónde eran enterrados los restos de los guerreros egipcios tras morir en batalla.
Una espada curva, que mató a tres soldados egipcios a comienzos de la Dinastía XVIII, en torno al 1500 a.C., fue la clave para comprender la logística de traslado de los cadáveres de guerreros y establecer los hipotéticos escenarios donde se dieron las agresiones.
Según los investigadores, los jóvenes soldados probablemente murieron a más de mil kilómetros de donde finalmente fueron enterrados, porque eran llevados cerca de sus hogares para recibir el culto de sus familiares. Las tres víctimas analizadas fueron enterradas en la necrópolis de Qubbet el-Hawa, necrópolis situada cerca de la moderna ciudad de Asuán.
“Se trata de la primera vez que se ha podido confirmar que los egipcios trasladaban a sus bajas militares desde el campo de batalla a su lugar de origen”, afirmó el doctor en egiptología de la Universidad de Jaén (UJA), en el sur de España, Alejandro Jiménez Serrano.
La espada que permitió este hallazgo medía alrededor de medio metro y pesaba poco más de medio kilo. Además, dejaba una marca específica en los huesos de sus víctimas, lo que permitió enumerar cuántas personas atravesó.
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El artículo publicado en International Journal of Osteoarchaeology, descubrió cómo eran trasladados los cuerpos a partir de tres cadáveres de soldados que fueron asesinados por la misma espada.
“Aunque los individuos fueron enterrados en tumbas diferentes de dicha necrópolis, su muerte coincidió con la conquista de los faraones de Tebas del Delta y la posterior expansión hacia Canaán”, reveló el investigador de la Universidad de Jaén, Jimenez Serrano.
Los expertos evidenciaron que los restos óseos tenían señales inequívocas de violencia interpersonal, al poco frecuente en el Antiguo Egipto. Además, observaron que los tres cráneos correspondían a varones jóvenes de entre 20 y 25 años.
Las pericias demostraron que los guerreros sufrieron múltiples lesiones perimortales y que uno de ellos tenían 9 heridas graves, lo que sugiere un claro ensañamiento por parte del agresor.
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