La crisis climática está alterando el calendario estacionario, extendiendo las olas de calor y reduciendo los periodos de transición. Los efectos devastadores alcanzan al ambiente, la agricultura y la salud humana.
Por Canal26
Domingo 2 de Marzo de 2025 - 09:50
Cómo el calentamiento global está destruyendo el equilibrio de las estaciones. Foto: NA.
El cambio climático ya no es una amenaza distante, sino una realidad que está transformando el planeta a un ritmo acelerado. Según un informe publicado en la revista Time, el 2023 se convirtió en el año más cálido jamás registrado, superando por primera vez un incremento promedio de 1,5°C sobre los niveles preindustriales.
Este umbral, identificado por la comunidad científica como un punto de inflexión crítico, está desencadenando una serie de efectos que afectan directamente la duración y la estructura de las estaciones.
Cómo el calentamiento global está destruyendo el equilibrio de las estaciones. Foto: Reuters.
Investigaciones recientes advierten que el verano está en camino de extenderse de forma considerable, mientras que las estaciones intermedias, como la primavera y el otoño, se están acortando de manera progresiva.
Este fenómeno no solo tiene implicaciones climáticas, sino que también impacta en la biodiversidad, la seguridad alimentaria y la salud de millones de personas en todo el mundo.
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Uno de los cambios más notorios que proyectan los modelos climáticos es la expansión del verano, que podría durar hasta seis meses hacia finales de este siglo.
Akintomide Akinsanola, profesor de la Universidad de Illinois Chicago, sostuvo que las proyecciones indican una tendencia clara: las temperaturas extremas se prolongarán, desplazando el tiempo dedicado a las estaciones templadas.
Las olas de calor impactarán en la duración del verano. Foto: Reuters.
En la misma línea, Ben Kirtman, profesor de ciencias atmosféricas en la Universidad de Miami, explicó que los veranos “devorarán” el otoño y adelantarán la llegada del calor primaveral, reduciendo las transiciones entre las temperaturas frías y cálidas.
El invierno también se verá afectado, no solo en su duración, sino en su intensidad. Kirtman señaló que el aumento de la temperatura media no significa necesariamente menos nieve, sino más humedad en la atmósfera, lo que podría derivar en tormentas invernales más violentas y lluvias intensas en algunas regiones del hemisferio norte.
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Las modificaciones en la duración de las estaciones no serán homogéneas en todo el mundo, pero sí tendrán efectos globales. Una de las principales preocupaciones es el aumento en la frecuencia y magnitud de los incendios forestales, particularmente en zonas como el oeste de Estados Unidos, el Mediterráneo y Australia.
A esto se suma el incremento de las precipitaciones en algunas regiones, como el noreste y el medio oeste de Estados Unidos, donde se prevé un aumento de las lluvias invernales, lo que podría desencadenar inundaciones en áreas urbanas y rurales con infraestructura inadecuada.
Incendios forestales en California, Estados Unidos. Reuters.
El desequilibrio estacional también impactará en la biodiversidad. Con primaveras más cortas, muchas especies tendrán menos tiempo para reproducirse y florecer. Esto afectará la producción agrícola y el equilibrio de los ecosistemas, ya que algunas especies migratorias, como las aves, no podrán adaptar sus patrones de desplazamiento con la rapidez suficiente.
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El sector agrícola será uno de los más afectados. La reducción de la primavera y la prolongación del calor dificultarán los ciclos de siembra y cosecha, alterando la disponibilidad de alimentos y la estabilidad del mercado global.
Akinsanola advirtió que la restricción del ciclo de plantación comprometerá la producción de cultivos esenciales, mientras que las sequías prolongadas pondrán en riesgo las reservas de agua dulce, esenciales para la irrigación y el consumo humano.
Desde el punto de vista de la salud pública, los veranos más extensos traerán un aumento en enfermedades respiratorias y cardiovasculares debido a las olas de calor extremo. Además, la contaminación del aire, exacerbada por las altas temperaturas, incrementará la incidencia de afecciones como el asma.
Las comunidades más vulnerables serán las más afectadas. En países en desarrollo, la falta de infraestructura adecuada y el acceso limitado a recursos dificultarán la adaptación a estos cambios climáticos.
En países industrializados, los barrios de bajos ingresos, donde la población suele tener menor acceso a aire acondicionado y atención médica de calidad, enfrentarán mayores riesgos ante temperaturas extremas.
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