Nació en España y era un encendido activista anti estadounidense. Sus pasiones explotaron cuando su Reino se enfrentó a los Estados Unidos en conflicto armado por el dominio de la isla de Cuba. Fue a la guerra y tiempo después se radicó en Buenos Aires. Esta es la historia de Manuel Agromartín, el voluntario anti imperialista que no dudó en arriesgar su vida.
Manuel Agromartín y la guerra de Cuba.
A principios de 1898, Manuel Agromartín era uno de los tantos españoles que se ganaba -como podía y lo dejaban- el pan diario de cada día trabajando de sol a sol, deslomándose, a destajo y sin descanso en su España natal. El hombre no tenía instrucción, no cursó ninguna clase de estudios, tampoco tenía títulos, ni nada; sólo un profundo orgullo por su amada España y unas cuantas agallas.
Por aquel entonces, para aquellos como él, las oportunidades de ser alguien en la vida venían de la mano de jugadas lanzadas, movidas arriesgadas y -muchas veces- heróicas. Defender los intereses de la Corona Española, estaban dentro de las posibilidades.
Manuel era un tipo simple, sin vueltas y con marcadas convicciones. Si había algo que lo identificaba era su enorme determinación, su entereza, su arrojo físico y su inocultable postura antinorteamericana. En enero de 1898, España se negaba a "venderle" Cuba y Puerto Rico a los Estados Unidos. La potencia americana se había venido arrimando a la zona del Caribe bajo dominio español desde hacía mucho tiempo y sus intenciones de arrebatarle esas colonias de ultramar a la Corona estaban más que claras.
Todo derivó en tiempos violentos. La postura de España de negarse a ceder "por las buenas", motivó el envío a Cuba del buque de guerra norteamericano "USS Maine" y de esa intimidante situación al conflicto armado con España, hubo un solo paso. La guerra se extendió entre el 25 de abril y el 12 de agosto de 1898.
El "USS Maine" entra al puerto de Cuba.
La amenaza estadounidense sobre Cuba.
Manuel recibió la noticia de un posible enfrentamiento armado con su corazón acelerado. Entre las ganas y el miedo, lo supo: por fin iba a ser alguien. Y lo fue, aunque no necesitaba cargar un fusil para lograrlo. Los datos de su partida hacia Cuba están algo borrosos. Los relatos familiares indican que llegó a las playas de La Habana en el buque español "Cristóbal Colón", pero lo concreto es que dejó todo atrás, las pocas cosas que tenía, sus afectos, amigos y decidió poner rumbo hacia un lejano destino, cargando un pesado fusil, dispuesto a defender a su patria y a jugarse la vida. Eso es justamente lo que hizo.
Buque español "Cristóbal Colón".
Hundimiento del "USS Maine".
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Las acciones no se hicieron esperar y el hundimiento del "USS Maine" terminó desatando un conflicto en el que España llevó las de perder en la Guerra de Cuba. El "Desastre del '98", tal como se lo conoce en España significó la pérdida para la Corona Española de sus colonias en América y Asia. Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam, pasaron a manos de los norteamericanos y Manuel Agromartín regresó a su querida Patria con las manos y el cargador de su fusil vacíos, pero con el corazón lleno de orgullo y satisfacción.
Manuel Agromartín, fotografiado en Cuba.
Faltaba poco y nada para que sus pasos lo condujeran, como a tantos de sus compatriotas, a la Argentina de principios del siglo XX. Allí, con las mismas agallas y la misma pasión que había mostrado en Cuba, esquivando balas y exponiendo el pellejo a cada paso que daba, supo abrirse camino. Lo había logrado, finalmente era alguien y esta vez sin un fusil al hombro. Aquí nació su nueva familia.
Nunca supo lo que era doblegarse. Ni en España, ni en Cuba, ni tampoco en la Argentina que lo había recibido con sus brazos abiertos. Sus convicciones se mantuvieron intactas hasta el mismísimo instante del último suspiro en Buenos Aires. Siempre que pudo buscó la manera de manifestarse contra "esos yanquis", y lo hizo a viva voz, hasta putearlos en siete idiomas.
Jamás dejó de protestar contra ellos. Esas eran, en definitiva, las nuevas -y únicas- balas que aún podía disparar.
Ese fue Manuel Agromartín, mi bisabuelo.
Manuel Agromartín (derecha) con su esposa (izquierda) en el casamiento de su nieto Jorge García y Delia Graziano, Buenos Aires, Argentina, 1960.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
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