Nacida en 1836, su tarea durante la Primera Guerra Mundial hizo dejar en alta su célebre apellido en Europa. Su relación con su abuelo y el destino de sus restos.
Josefa, la nieta menor de San Martín.
Que José Francisco de San Martín es uno de los dos próceres más importantes de la historia argentina (y de Sudamérica), no es novedad. Como así tampoco que se casó con Remedios de Escalada y tuvo una hija, Mercedes Tomasa o Mercedita, en Mendoza. Lo que poco se habla es de una sus nietas, particularmente de la más chica: Josefa Dominga Balcarce.
Josefa, o Pepita para sus cercanos, no solo fue la segunda nieta del Libertador de América. Además construyó camino propio volviéndose una heroína para los franceses durante la Primera Guerra Mundial. Su historia y el detalle de por qué su tumba y la de su familia las separa un océano.
Pepita nació el 14 de julio de 1836 en Le Grand Bourg, Francia, hija de Mercedes Tomasa San Martín y Mariano Severo Balcarce. Tuvo una hermana mayor, María Mercedes, que murió a los 27 años en 1861. Ese mismo año, Josefa se casó con Eduardo María de los Dolores Gutiérrez de Estrada y Gómez de la Cortina, embajador de México en Francia y con quien no tendría hijos.
Mercedes Tomasa, su madre.
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Desde su nacimiento que forjó un vínculo especial con su famoso abuelo, de hecho, fue él mismo quien la inscribió en el registro civil de Evry-sur-Seine. Según los relatos de época, le permitía jugar con las medallas que consiguió a través de los años.
San Martín murió el 17 de agosto de 1850 y tuvieron que pasar 30 años para que sus restos sean repatriados a la Argentina. Josefa y su esposo, estuvieron presentes para despedir al vapor Villarino que llevó los restos de su abuelo a Buenos Aires. Fue ella también quien donó la correspondencia de Don José a Bartolomé Mitre y cedió el mobiliario al Museo Histórico Nacional.
Casa de San Martín en Francia.
Para 1904, Josefa era viuda y vivía en el Petit Chateau, una mansión que compró su padre en 1854, y que transformó para crear la “Fundación Balcarce y Gutiérrez de Estrada”, convirtiéndose en un lugar para ancianos y un centro asistencial para los necesitados. Al estallar la Primera Guerra Mundial, su casa pasó a ser un hospital.
El Petit Chateau en una pintura de la época en la que pertenecía a la realeza francesa.
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El lugar pasó a llamarse Hospital Auxilar N°89, empezando a funcionar el 14 de octubre de 1914. Contaba con camas, dos quirófanos, salas de esterilización, laboratorio y radiología. Al lugar iban tanto franceses y alemanes.
Al terminar la guerra en 1918, recibió del gobierno francés la condecoración de la Legión de Honor y distinguida por la Cruz Roja. La casa fue cedida a la Sociedad Filantrópica de París en su testamento, murió el 17 de abril de 1924 a los 87 años en Brunoy. Tanto su abuelo como ella son ciudadanos ilustres de la ciudad y por muchos años, una de las calles principales llevaba su nombre.
En 1951 el gobierno de Mendoza repatrió los restos de Merceditas, nacida allí el 24 de agosto de 1816, junto con su esposo Mariano y su primera hija. Intentaron hacer lo mismo con Pepita, pero el gobierno francés la considera una heroína nacional por lo cual se negaron al pedido. Hoy parte de la familia descansa en la Basílica de San Francisco, la heroína de guerra lo hace en el Cementerio de Brunoy.
Por Yasmin Ali
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