Posiblemente la canción patria más tarareada por argentinos sin importar la edad y que relata lo sucedido en aquel combate que libró José de San Martín el 3 de febrero de 1813. Pero pocos saben que nació como un regalo de un uruguayo, naturalizado argentino, para el entonces ministro de Guerra Pablo Riccheri. Esa y otras perlitas.
Cayetano Alberto Silva.
En alguna clase de música o historia, en algún acto de primaria o simplemente escuchándosela tararear a algún familiar; lo cierto es que la Marcha de San Lorenzo no pasa desapercibida por ningún argentino sin importar su edad. Producto de su melodía pegadiza y el recuerdo de aquel combate en plena guerra por la independencia de José de San Martín, se envuelve en una épica difícil de ignorar. Pero en esta nota nos centraremos en la historia, un tanto desconocida, de su compositor y de cómo nació aquella marcha militar.
Era el 8 de julio de 1901 y habían pasado casi 90 años del combate de San Lorenzo, uno que apenas duró 15 minutos y fue el único que libró San Martín en suelo argentino. En su casa de Venado Tuerto, Cayetano Alberto Silva -un uruguayo naturalizado argentino- terminaba de componer una marcha pensada en modo de homenaje al Coronel Pablo Riccheri quien ese entonces se desempeñaba como ministro de Guerra. Silva tenía 33 años y era un músico de bandas militares.
Pablo Riccheri.
Cuando Riccheri recibió la partitura quedó fascinado, en un primer momento Silva le había puesto el nombre del ministro, pero este le pidió que lo modifique por pudor. Fue así que le sugirió que la rebautice en honor al lugar donde había nacido: San Lorenzo, una ciudad a 23 kilómetros de Rosario. Un poco más de un año después, el 30 de octubre de 1902, fue interpretada por primera vez en el Convento de San Carlos de la ciudad mencionada y el Ejército Argentina la adoptó como marcha oficial. En 1907, Carlos Javier Benielli le agregaría la letra.
Fue compuesta en 1901.
La historia del compositor merece una mención aparte. Cayetano nació en San Carlos, departamento uruguayo de Maldonado, el 7 de agosto de 1868 y era hijo de Natalia Silva una esclava de raza negra a quien la familia a la que servía le dio el apellido. Desde chico mostró interés por la música y en 1879 ingresó a la Escuela de Artes y Oficios de Montevideo, formando parte de la Banda de Música donde aprendió solfeo corno y violón. En 1889 emprendió su mudanza a Buenos Aires.
Ya instalado en la ciudad porteña incursionó en el Teatro Colón donde asistió a la Escuela de Música, hasta que en 1894 se mudó a Rosario donde fue nombrado maestro de la Banda del Regimiento 7 de Infantería. En dicha ciudad conoció a Filomena Santanelli con quien se casó y tuvo ocho hijos. Cuatro años después se trasladó a Venado Tuerto ya que fue contratado por la Sociedad Italiana, además se dedica a dar clases de música y escribir la música para las obras de teatro Canillita y Cédulas de San Juan de Florencio Sánchez. La de San Lorenzo no fue la única marcha que compuso, también tuvo en su repertorio a Curupaytí, Río Negro, 22 de julio y Tuyutí.
Silva nació en Uruguay.
Nunca tuvo el reconocimiento en vida que merecía, de hecho, sumido en una crisis económica debió vender los derechos de su marcha más famosa a un editor de Buenos Aires por solo 50 pesos. Deprimido y esperando ser aceptado en la banda de música de Rosario y reincorporado al Ejército, murió el 12 de enero de 1920. Por ser de raza negra la policía santafecina no permitió que sea sepultado en el panteón policial y terminó en una fosa común.
La marcha por otro lado alcanzaría una popularidad mundial, tal es así que en 1911 fue ejecutada en las coronaciones de Jorge V e Isabel II de Reino Unido. A eso sumado a que se ejecuta en los cambios de guardia del Palacio de Buckingham, costumbre que se detuvo durante la Guerra de Malvinas, y que sonó en la entrada de los nazis por las calles de París en 1940. Además, Dwight D. Eisenhower la hizo ejecutar al ingreso triunfal del Ejército de los Aliados de la Segunda Guerra Mundial que liberara a los franceses en agosto de 1944.
Debido a distintas gestiones se lograron recuperar los restos de Cayetano y en 1997 fueron trasladados al Cementerio Municipal de Venado Tuerto. Hoy la casa donde vivió es un museo regional y donde por primera vez se ejecutó en violín su famosa marcha en presencia de su hija menor. Actualmente existe una escuela en Rosario que lleva su nombre y existe una estatua suya en la ciudad que lo vio morir.
El museo en Venado Tuerto.
El destino, siempre el destino, quiso que la letra de la marcha más famosa de Silva honre al soldado Juan Bautista Cabral, quien como Cayetano, era hijo de esclavos de raza negra. Un detalle que tardaría casi un centenario en revelarse. La canción patria por excelencia no ha estado exenta de secretos y curiosidades que solo el tiempo permitió que se conocieran.
Por Yasmin Ali
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