La extinción global de un ave conmueve al mundo: rompió un récord que parecía inquebrantable

El zarapito fino experimentó una disminución tan drástica de su población que hoy se la considera extinta en un 96%.

Por Canal26

Miércoles 12 de Marzo de 2025 - 18:30

El zarapito fino fue declarado extinto. Foto: X @Spanish_Revo El zarapito fino fue declarado extinto. Foto: X @Spanish_Revo

El zarapito fino (Numenius tenuirostris) fue declarado funcionalmente extinto. Tras décadas de declive, el 96% de su población desapareció, convirtiéndolo en el primer caso documentado de extinción global de un ave europea en la era moderna.

El último avistamiento confirmado tuvo lugar en 1995, en Marruecos. Desde entonces, la especie fue objeto de múltiples expediciones y estudios para intentar localizar ejemplares vivos, pero sin éxito. Ahora, los expertos dan por hecho que el zarapito fino pasó a engrosar la creciente lista de especies borradas de la faz de la Tierra por las acciones humanas.

El zarapito fino, un ave migratoria. Foto: Wikipedia. El zarapito fino, un ave migratoria. Foto: Wikipedia.

Esta ave era una especie migratoria que recorría miles de kilómetros cada año, reproduciéndose en las zonas húmedas de Siberia occidental y pasando los inviernos en las regiones mediterráneas. Sin embargo, los cambios en el entorno natural y la acción directa de las personas sentenciaron a este animal a la desaparición.

Con más de 150 especies de aves extinguidas desde 1500, la historia del zarapito fino es un recordatorio de los efectos devastadores de la acción humana sobre el medioambiente.

Colibrí. Foto: Unsplash.

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La acción humana llevó a la extinción del zarapito fino

Cabe remarcar que el zarapito fino no se extinguió por causas naturales, sino por el impacto devastador de las actividades humanas sobre su hábitat y su supervivencia.

La destrucción de humedales, vitales para la cría y la alimentación de la especie, fue una constante durante las últimas décadas, lo que provocó una drástica disminución de su población. La desecación de zonas húmedas para convertirlas en terrenos agrícolas y urbanizables también hizo lo propio al reducir los espacios donde el zarapito podía encontrar refugio y alimento.

A estos dos factores se les suma la caza intensiva. La escasa desconfianza del zarapito fino hacia los humanos lo convirtió en una presa fácil para cazadores y coleccionistas. Cuando la especie ya estaba en declive, las armas hicieron el resto.

Para terminar de rematar a la especie, los esfuerzos de conservación llegaron tarde y mal: el Plan de Acción Nacional de 2001, impulsado por el Instituto Superior para la Protección y la Investigación Ambiental, fracasó en detener la caída de la población. 

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