El jueves 2 de enero, el submarino mejorado de clase Kilo Novorossiysk (B-61) se deslizó por el Estrecho de Gibraltar en su salida al Atlántico, viaje que fue confirmado y monitoreado por la Marina portuguesa el 4 de este mes.
Por Canal26
Sábado 11 de Enero de 2025 - 15:31
Mientras mantiene su ofensiva en Ucrania, Rusia tiene en la vista una gran preocupación: la Armada se encuentra debilitada en el mar Mediterráneo. Es que el colapso del régimen de Bashar al Assad en Siria le puso fin a la base naval de Tartus y, con ello, su capacidad para mantener submarinos activos.
Para colmo, el único barco que se sabe que estaba ahí acaba de salir del territorio, ya que, según indican medios especializados, partió a principios de año. Si bien es probable que haya algún sumergible de propulsión nuclear en la zona, esto es considerado poco probable por los expertos como el analista naval H.I. Sutton.
El jueves 2 de enero, el submarino mejorado de clase Kilo Novorossiysk (B-61) se deslizó por el Estrecho de Gibraltar en su salida al Atlántico, viaje que fue confirmado y monitoreado por la Marina portuguesa el 4 de este mes.
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La base naval de Tartus fue un pilar fundamental del poder ruso en el Mediterráneo y, por consecuencia, en Medio Oriente y África. Desde el establecimiento de la Fuerza de Tareas Permanente de la zona en 2013, Rusia mantuvo un alto despliegue de submarinos convencionales de la clase Kilo en la zona, los cuales utilizaban el asentamiento como puerto para reabastecimiento, mantenimiento y descanso de las tripulaciones.
Ahora, con la caída de Assad, el panorama cambió radicalmente. Si acceso a la base, cualquier submarino ruso en el Mediterráneo se ve obligado a permanecer en el mar, siendo su única opción de supervivencia realizar escalas en puertos aliados.
Según los sumergibles convencionales pasan la mayor parte del tiempo en puerto, lo cual convierte una presencia sostenida en el Mediterráneo en una tarea prácticamente imposible para Rusia.
Mientras tanto, el sustituto del Novorossiysk espera en el Mar del Norte el tránsito hacia el Mediterráneo. En situaciones normales, este submarino ya hubiera avanzado, pero debido al caos en Siria las operaciones se retrasaron y todavía no se informó de su recorrido.
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Se especula con que Rusia intente sustituir Tartus por otra base. En esa línea, ya estaría negociando un acuerdo con el nuevo gobierno sirio para mantener su asentamiento en la zona, aunque en otras ubicaciones, como Bengasi, Tobruk o Al Burdi.
Estas ciudades del este de Libia están controladas por Jalifa Haftar, que cuenta con el apoyo ruso. Sin embargo, no se confirmó ningún acuerdo de este tipo y no hay indicios claros de nuevas construcciones.
A esta adversa situación se le suma la guerra en Ucrania, ya que la Armada rusa está sufriendo problemas de mantenimiento debido a que se están desviando importantes recursos a los combates en dicho conflicto.
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