También conocida como "oído de nadador", afecta principalmente durante esta época del año y representa hasta el 20% de las consultas médicas durante la temporada.
Por Canal26
Sábado 25 de Enero de 2025 - 17:00
Con la llegada del verano, las visitas a las piletas, playas y ríos se convierten en la actividad favorita de muchas personas. Sin embargo, esta temporada trae consigo un aumento en los casos de otitis externa, también conocida como "oído de nadador".
Esta afección frecuente, que se manifiesta como un dolor de oído intenso, representa entre el 15% y el 20% de las consultas médicas durante los meses más calurosos del año. Aunque no es grave, puede ser extremadamente incómoda y afecta a personas de todas las edades, con mayor incidencia en los niños.
La otitis externa se da con más frecuencia en niños. Foto: Unsplash
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La otitis externa es una inflamación del conducto auditivo externo, la estructura que conecta la oreja con el tímpano. Esta zona, cubierta de piel y con un pH ácido, actúa como una barrera natural para proteger al oído de agentes externos.
Sin embargo, la exposición prolongada al agua puede alterar esta protección, permitiendo la entrada de bacterias que generan irritación e infección en la zona.
Los síntomas principales incluyen un dolor intenso en el oído, que se agrava al presionar la zona afectada o al masticar, además de sensación de oído tapado, picazón e incluso secreción de líquido claro.
En casos más avanzados, pueden presentarse ganglios inflamados y un enrojecimiento notable del conducto auditivo.
Si no se trata, la infección de la otitis externa puede expandirse a los tejidos y los huesos cercanos. Foto: Archivo
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Una maniobra sencilla conocida como "prueba de Bachert" puede ayudar a identificar la condición. La misma consiste en presionar suavemente el trago (la pequeña protuberancia frente al canal auditivo) de la persona que manifiesta un dolor intenso en su oído.
Si esta acción genera dolor, es probable que se trate de otitis externa. No obstante, el diagnóstico definitivo debe ser realizado por un médico mediante la inspección con un otomicroscopio, que permite observar signos como enrojecimiento, hinchazón y posibles laceraciones.
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La mejor manera de prevenir esta molestia veraniega es mantener los oídos secos después de nadar. Algunas recomendaciones incluyen secar suavemente el conducto auditivo con una toalla o utilizar aire frío de un secador de cabello, evitando el uso de hisopos, que pueden empeorar la situación.
La otitis externa suele estar ocasionada por agua que quedó en el oído después de nadar, lo que crea un entorno húmedo propicio para el crecimiento de bacterias. Foto: Unsplash.
En caso de síntomas leves, se pueden aplicar gotas tópicas prescritas por un médico o una solución casera de alcohol y vinagre, siempre bajo supervisión médica. Sin embargo, si el dolor persiste o empeora, es crucial consultar a un especialista en Otorrinolaringología.
El tratamiento suele incluir analgésicos y antiinflamatorios para aliviar las molestias. En casos más severos, donde hay presencia de infección, se recetan antibióticos y corticoides para reducir la inflamación y combatir la infección.
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