Coeficiente intelectual, comprensión del lenguaje y hasta agudeza visual están directamente relacionadas a la alimentación tanto en el embarazo como en los primeros años de vida.
Por Canal26
Sábado 2 de Junio de 2018 - 09:18
Ya sea que los consuma la madre durante el embarazo, o en los primeros años de vida del bebé, numerosos estudios científicos demostraron el impacto positivo de los ácidos grasos en la inteligencia de niños y niñas.
La lactancia materna es una fuente natural de este nutriente, y la madre puede potenciar su presencia mediante el consumo de suplementos.
Las leches de fórmula sólo los aportan si han sido adecuadamente enriquecidas en las dosis correctas. Es fundamental el rol de los ácidos grasos que el organismo adquiere en gran cantidad al consumir alimentos vegetales y animales de origen marino.
También pueden obtenerse con la ingesta de aceites de soja, canola u oliva, aunque en menor medida. Estos ácidos (LCPUFA´s y de ellos el DHA), están presentes en todos los tejidos del cuerpo, pero tienen especial importancia en la conformación cerebral, la visión y el desarrollo de las neuronas.
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Craig Jensen, profesor asociado del departamento de pediatría de la Sección de Gastroenterología, hepatología y nutrición del Hospital de Niños de Texas en Estados Unidos, repasó diversos estudios científicos en los cuales mediante el enriquecimiento de leches de fórmula con DHA en niveles adecuados y recomendados por organizaciones internacionales como AFFSA, EFSA, FAO/OMS (70 a 100/150mg por día) ha sido posible acercarse, aunque nunca superar, los niveles de desarrollo neurológico de los niños amamantados.
"Este efecto también se ha comprobado en la agudeza visual de los niños alimentados con leche materna, la cual siempre es mayor que la de niños que toman leche de vaca o fórmulas sin DHA".
Por su parte, John Colombo, Profesor de Psicología de la Universidad de Kansas, Estados Unidos, explicó que "la mejor comprensión del lenguaje también es una característica de los bebés que han ingerido importantes cantidades de DHA, ya sea mediante su alimentación o la de su madre".
Puso de ejemplo un estudio realizado en Noruega, en el que se les brindaba a las madres durante el embarazo y la lactancia, cápsulas de aceite de hígado de bacalao y finalmente se comprobó que sus hijos tenían mayor coeficiente intelectual que los de las mujeres que no habían recibido este suplemento.
Los profesionales también explicaron que los beneficios del consumo de estos ácidos grasos van más allá. Se han comprobado notables diferencias en la protección inmunológica y cardíaca de los niños que ingieren DHA mediante la lactancia materna y en el caso de que esta no sea posible las fórmulas enriquecidas con este nutriente.
En este sentido aclararon la importancia de que las fórmulas contengan la cantidad adecuada del componente (70 a 100/150mg x día), ya que si es menor, se pierden los efectos beneficiosos mencionados y si es mayor no se logran diferencias significativas en los beneficios.
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