El día que Buenos Aires prohibió el mate por ser "un vicio abominable que favorece a los enamorados"

Lo que parece una medida impensada ocurrió en "La Aldea" hace 400 años. El fanatismo de Juan Manuel de Rosas, el mate que aún se conserva de Manuel Belgrano y por qué la infusión favorita rioplatense era tan resistida por los primeros conquistadores.

Por Yasmin Ali

Jueves 30 de Enero de 2025 - 16:38

Mates, infusión. Foto: Freepik Mates, infusión. Foto: Freepik

Una censura imposible de imaginar, pero real. Así se puede definir a lo que le ocurrió hace varios siglos atrás con nuestro compañero infaltable: el mate. En una jornada laboral o en una juntada con amigos, esta infusión ha sido parte de la historia argentina y la región desde sus comienzos, definiendo nuestra cultura y lo que somos. Pero no siempre fue vista con buenos ojos, hace más de 400 años intentaron prohibirla por considerarla un "vicio abominable".

Para 1616 Hernando Arias de Saavedra o Hernandarias, ejercía el cargo de gobernador del Río de la Plata y del Paraguay. Fue el primer nativo americano en ejercer un cargo de ese calibre y quien decretó la prohibición de consumo de yerba mate. Primero se comunicó con el Rey de España, pidiéndole que destierre la costumbre; pero al hacer caso omiso decidió por sus medios multar a quien lo consumiera desde el 20 de mayo de dicho año.

Hernando Arias de Saavedra,  primer criollo que ocupó un puesto de gobernante. Foto: Wikipedia.Hernando Arias de Saavedra, primer criollo que ocupó un puesto de gobernante. Foto: Wikipedia. 

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"Vicio abominable"

"Sugestión clara del demonio", "vicio abominable y sucio que es tomar algunas veces al día la yerba con gran cantidad de agua caliente" que "hace a los hombres holgazanes, que es total ruina de la tierra, y como es tan grande temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace", eran algunos de los pensamientos de quienes se oponían a este consumo.

Para la época el consumo del mate estaba extendido, comenzó siendo una costumbre indígena para soportar largas jornadas de trabajo o incluso suplirlo por alimentos. Al llegar los españoles la tomaron y comenzaron a "contagiarse" por lo que el gobernador ordenó que "nadie en adelante fuese ni enviase indios a haber hierba a ninguna parte donde la haya, ni la traiga, ni traten ni contraten so pena de pérdida de ella, que se ha de quemar en la plaza pública". Las multas eran de 100 pesos para los españoles y 100 azotes si se trataban de aborígenes.

Primeros cultivadores de yerba matePrimeros cultivadores de yerba mate. Foto: internet.

Pero este no había sido el primer intento para prohibir "el vicio que favorece a los enamorados" ya que, en 1610, seis años antes, el predecesor de Hernandarias -Diego Marín de Negrón- buscó erradicar esta práctica porque “hace a los hombres holgazanes, que es total ruina de la tierra, y como es tan grande, temo que no se podrá quitar si Dios no lo hace”.

Mate, bebida, costumbre argentinaInfusión argentina por excelencia. Foto: NA.

Más de 400 años después podemos decir que esta censura al mate fue un fracaso y quedará en un signo de pregunta saber qué hubiese sido de nosotros sin este compañero leal.

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El mate y los próceres

El mate y los próceres El mate y los próceres

Si bien no hay escritos de Manuel Belgrano sobre qué le parecía esta infusión, el Museo Histórico Nacional tiene entre su colección uno de sus mates. De cocobolo y tallado con sus iniciales.

Juan Manuel de Rosas era fanático. En su residencia de Palermo casi que obligaba a sus invitados a tomar mate. De hecho hay una anécdota que el profesor de piano de su hija Manuelita salió un día descompuesto de tantos que se había tomado.

Días después, a la casa del profesor llegaron dos sobres. En uno, Juan Manuel le comunicaba lo contento que estaba con los progresos de Manuelita y en otro había 25.000 pesos. "Van mil pesos por cada mate", le escribió el Restaurador.

En su exilio se convirtió en un gran compañero. Desde allá escribió: "Mi economía en los doce años corridos ha continuado siempre tan severa como parece imposible al que no ha estado cerca de mí. No fumo, no tomo rapé, ni vino ni licor alguno, no asisto a comidas, no hago visitas ni las recibo, no paseo ni asisto al teatro ni a diversiones de clase alguna. Mi ropa es la de un hombre común. Mis manos y mi cara están bien quemadas y bien acreditan cuál y cómo es mi trabajo diario incesante, para en algo ayudarme. Mi comida es un pedazo de carne asada y mi mate. Nada más."

El mate que perteneció a Rosas en el Museo Histórico Nacional El mate que perteneció a Rosas en el Museo Histórico Nacional

José de San Martín, por su parte, no tenía tanta onda con el mate. Pero siempre valoró el peso simbólico que tenía y ante sus soldados tomaba sus bebidas dentro de un mate y con bombilla.

Pero según relatos de testigos de la época, al llamado padre de la patria no le gustaban los mates. Lo que él bebía era el “mate de café” , pero no era sólo costumbre de Don José. El militar, escritor, exgobernador de Chaco y expresidente de la Cámara de Diputados, Lucio V. Mansilla, también era habitué.

Por Yasmin Ali

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