Felicitas Guerrero, el femicidio de la mujer "más hermosa de Buenos Aires" en manos de un despechado pretendiente

También supo ser una de las millonarias de la ciudad gracias a su primer, y también trágico, matrimonio. Crónicas de una mujer que parecía tenerlo todo y padeció el peor de los finales.

Por Yasmin Ali

Jueves 30 de Enero de 2025 - 09:00

Felicitas Guerrero, la mujer "más bella de Buenos Aires" Felicitas Guerrero, la mujer "más bella de Buenos Aires"

A media cuadra de la mítica pizzería Los Campeones hay una plaza, Colombia, su arboleda se impone por sobre las pocas casas antiguas que embellecen el barrio y son una muestra de que el pasado existió. Atrás de aquel pequeño pulmón verde se erige una iglesia, la Santa Felicitas cuyo origen es tan oscuro y triste como la nostalgia que azota a la ciudad al anochecer.

Santa Felicitas no se llama así de casualidad, su nombre se lo debe a la dueña de aquellas tierras: Felicitas Guerrero cuya vida terminó de manera trágica un caluroso 30 de enero a manos de quien menos lo esperaba.

Amor, locura y muerte. Ese orden desdichado acompañó a la protagonista que supo ser la más hermosa de Buenos Aires, pero que no fue suficiente para ser feliz.

Iglesia Santa Felicitas. Video: Instagram @buenosaires.ar

Mates, infusión. Foto: Freepik

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Santa Felicitas

Felicia Antonia Guadalupe Guerrero y Cueto nació en Buenos Aires el 26 de febrero de 1846, fruto de la unión del agente marítimo Carlos Guerrero y Felicitas Cueto. Si bien su familia tenía una respetada posición social, su padre quería más. A sus 18 ya había arreglado que se casaría con Martín Gregorio de Álzaga, un hombre 32 años mayor que ella con una fortuna estimada de 60 millones de pesos y nieto del desdichado Martín de Álzaga, siendo uno de los apellidos más prestigiosos de la época.

Felicitas le rogó al padre que no siga adelante con este arreglo, unirse "para toda la vida" con un señor de 50 años no era para lo que quería para su futuro. Pero de nada sirvieron las quejas porque se casaron el 2 de junio de 1864. Podríamos decir que allí comenzó su calvario.

Felicitas en sus primeros años Felicitas en sus primeros años

El matrimonio tuvo dos hijos: Félix Francisco que murió a los 3 años por fiebre amarilla el 3 de octubre de 1869 y Martín, muerto al nacer el 2 de marzo de 1870. El viejo Álzaga falleció días después afectado por la tragedia. De esta manera, Felicitas había quedado, con 24 años, viuda y dueña de una de las fortunas más grande de la Ciudad.

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Una belleza peligrosa

Era llamada la “la mujer más hermosa de la República” o “la joya de los salones porteños”, su presencia no pasaba desapercibida. Uno quienes cayó en su encanto fue un tal Enrique Ocampo y sí, era tío abuelo de la famosísima Victoria Ocampo porque vieron que todo queda en familia.

Lo que parecía un simple cortejo se transformó en una obsesión. Enrique la visitaba con esperanzas de formalizar la razón, pero ella solo reaccionaba con distancia amorosa a sus intentos.

Felicitas tenías otros planes. En una noche de tormenta se perdió, alejada de una de las estancias que había heredado y se propuso administrar, hasta que se topó con un jinete que la conquistó: Samuel Sáenz Valiente.

Se comprometieron el 29 de enero de 1872, habían citado a familia y amigos a celebrar con un brindis en la casa de los Guerrero en Barracas. Fue ese mismo día que Felicitas recibió la visita de Enrique, dijo que estaba ocupada y que no podía recibirlo así que el hombre insistió. Antes de saludar a los presentes decidió verse en privado con él, rechazó ir acompañada a lo que sería su último encuentro.

Enrique Ocampo, el asesino de Felicitas Enrique Ocampo, el asesino de Felicitas

Como es de imaginar la charla fue violenta, Ocampo le reclamaba que no podía casarse con otro hombre a lo que ella respondió que de ninguna manera podía pedirle algo semejante y le pidió que no vuelva.

En ese instante el hombre sacó un revólver, se escucharon un disparo y un grito. Dos de los invitados, Bernabé y Cristian Demaría, entraron y vieron a Felicitas con la espalda ensangrentada, caminando tambaleante. Sáenz Valiente la abrazó y ella le pidió: “Me muero, me muero, no me abandone en este instante…”.

Por mucho tiempo se dudó de lo que pasó con el asesino, había dos teorías: que se suicidó y otros que lo mató el primo de Felicitas. Lo que pasó realmente es Ocampo resultó herido al forcejear con el arma y cuando quiso tomar el grueso bastón de estoque, uno de los presentes le introdujo el caño del arma en la boca que le destrozó el cráneo.

Lugar de la tragedia. La casa de descanso de la familia Guerrero, en Barracas, cuando ya existía la iglesia Santa Felicitas Lugar de la tragedia. La casa de descanso de la familia Guerrero, en Barracas, cuando ya existía la iglesia Santa Felicitas

La Torre de San Nicolás, el último vestigio de la Iglesia colonial que quedó en pie hasta su demolición a fines de 1931. Foto: Arcón de Buenos Aires

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Una mujer que se volvió leyenda

Felicitas agonizó unas horas, murió el 30 de enero y fue enterrada en el Cementerio de la Recoleta. Sus padres mandaron a construir una iglesia donde fue asesinada.

El 30 de enero de 1879 nació la iglesia de Santa Felicitas, actualmente sigue en pie y pueden realizarse visitas guiadas. La muerte de Felicitas causó conmoción en Buenos Aires, tanto es así que se volvió una especie de guardián del barrio y un nombre imposible de no conocer para los amantes del pasado.

La leyenda cuenta que las mujeres que desean recuperar un amor, deben atar un pañuelo en las rejas de la iglesia. Si a la mañana siguiente amanecen húmedos, dicen, es por las lágrimas derramadas por el fantasma de la mujer "más hermosa" que nunca pudo ser feliz.

 

Por Yasmin Ali

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